lunes, 11 de enero de 2010

Él

Acostada sobre su cama, pensaba en cómo podría vivir sin él. En realidad, lo que verdaderamente le asustaba no era concretamente vivir sin él, sino más bien el hecho de perderlo y no encontar otro. Eso la mortificaba más que ninguna otra cosa. ¿Cómo habría de vivir sin NINGUNO de ellos? Se sobresaltó por un instante con ese pensamiento.

Seguía acostada cuando de pronto se indignó con la idea de que así como había unos que debían resignarse a vivir sin uno de ellos, había otros que pasaban su vida sin prestarle atención al suyo; y hasta había algunos privilegiados que tenían más de uno, y aún así ni los miraban. ¿Cómo pueden dar por sentado que siempre estará allí para ellos? ¿Cómo puede ser que no se detengan a pensar en su infinita importancia?

Unos minutos más tarde, todavía acostada, pensó en la gran cantidad y variedad que había conocido. Blancos, un poco más tostados, en general no muy oscuros, pero como siempre hay lugar para excepciones, también los había visto negros. Los había visto muy altos, más bajos, de mediana altura, cuadrados, rectangulares... Lo más común era que fueran planos, bien lisitos, sin embargo había algunos que eran rugosos.

Miró su reloj y se dio cuenta de que ya era hora de dormir. Se acomodó para un costado y dejó de mirar el techo.





Hasta la próxima !

Gabba Gabba Hey !

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me imagino que estaras hablando de mi no??
XDDD
Un beso
Alejo